Junto al pueblo de Santa Cilia, este puente se sitúa sobre el Rio Aragón, en el llano. Data de finales de la edad media y comienzos de la edad moderna, conservándose los pilares de lo que fue una potente estructura de 160 metros longitud y hasta 9 pilas. Tres de estos apoyos cuentan con sendos tajamares de sección triangular que ayudan a desviar la fuerza de la corriente. El régimen torrencial del Aragón impidió durante años su buena conservación.
Durante años el priorato debido a la posición estratégica que ocupaba controlaba tanto el puente como el molino situados en el extremo norte del pueblo.
Antiguamente era paso obligado para las cabañas del ganado que hacían la trashumancia entre el Pirineo y la montaña. De hecho, hasta principios del siglo XX, era obligatorio el peaje a toda persona y ganado de fuera.
La intervención se ha centrado en la reconstrucción de uno de los tramos que a causa de las sucesivas riadas llego a desaparecer, restableciéndose el uso peatonal.